sábado, 4 de julio de 2009

CANTARES A LA SIERRA NORTE DE MADRID



Hoy he mirado la Sierra,
con su garganta y su monte,
por su valle y horizonte,
respiré su olor a tierra.
Y mi conciencia se aferra
a tan inmensa hermosura,
que paisajes sin pintura,
logrados al natural,
que de modo magistral
se vislumbran de su altura.

¿Qué honor mi pecho depura
por tierras de mis ancestros,
que confines son los vuestros
para vivir sin premura?.
La Sierra es arquitectura
del maestro creador,
en ella he visto esplendor
y una paz que te provoca
analizar cada roca
colocada con amor.

Cada pueblo que he observado
es una obra maestra,
por lo cual, esto demuestra
que hay un misterio encerrado.
Cada adoquín que he pisado,
cada piedra, cada puente,
es crónica que latente
evoca un tiempo remoto
de ese pasado devoto
que va narrando el presente.

La Sierra es inmensidad,
es embalse, arroyo, río,
es fauna al libre albedrío,
nido de la eternidad.
Es cascada en su deidad,
es flora que se enaltece,
es silencio que estremece,
el vasto espacio infinito,
es el altar del granito
y del árbol que florece.

Hoy desde una ventanilla
respirando sus olores,
hasta las silvestres flores
perfuman de maravilla.
Cada pueblo, cada villa,
finca, chalet o parcela;
me regalan la zarzuela,
de su gente y su decir,
es como poder vivir
en medio de una acuarela.

Esto y mucho más en sí,
es para mi, Sierra Norte,
de Europa es un gran soporte
al borde del frenesí.
Su historia dice que aquí
se libraron mil batallas,
y hoy castillos y murallas,
nos entregan sus memorias
con fabulosas historias
en gigantescas pantallas.